
Con el remake de Amanecer de los muertos vivientes ( filme que George Romero filmo en 1979) ya exhibido nuestras pantallas y con Exterminio de Danny Boyle a nuestras espaldas - una revisión energética y repleta de alegorias políticasvirales –es tiempo de enfrentar a nuestros depredadores y situar en su debido contexto a estas danzas de la muerte contemporáneas.
Desde los melancólicos muertos vivientes de Jacques Tourneur a los acosados y acosadores zombies suburbanos de Romero, pasando por las versiones guiñolescas de Lucio Fulci y la parodia splastick de Peter Jackson, sin olvidar las descerebradas
Creaturas de Ed Wood o los zombies hispanos de Amando de Osorio,hasta llegar a nuestros días y contemplar como las legiones tenebristas de zombies se extienden por Europa y Asia conquistando a su publico con una deliciosa combinación de puritanismo y pesimismo radical, parodia brutalista y guiño político, estética del dolor y contemplación del proceso abyecto de la putrefacción.
El Apocalipsis que conllevan estos filmes es el más radical de todos los que el cine ha construido, de ellos no hay escape ni heroísmo posible, no hay posibilidad de pactos o transacción, solo una terrible voluntad de devorar carne humana los mantiene en movimiento, no buscan nada, no postulan nada, pura fuerza sin convicciones morales, pura humanidad supurante.
Por otra parte el estreno del pequeño filme Camino hacia el terror y prontamente del remake de La masacre de texas, nos lleva a ese otro campo de exterminio y aniquilación que han sido las obras de splatter y destrucción sistemática de adolescentes mediante las formas más variadas y brutales. La idea es simple, esquemática, y eficiente pues basta con situar a un grupo de jóvenes no excesivamente carismáticos, con hormonas alborotadas y planteamientos existenciales de un milímetro de espesor, en algún contexto suburbano o aun mejor en un zona boscosa con un buen lago y nativos que hayan tomado el peor de los antajos en la supercarretera evolutiva, y tendrán un filme que desprovisto de mensajes sutiles se concentrará en una despiadada y casi clínica visección de la despreciada raza de los adolescentes, debo insistir no hay mensaje, ni proyecto, mucho menos propuestas estéticas, solo retórica seca, plana y cruenta.
Lo humano se presenta de manera tan descarnada cuando todo se resume a cuerpos, heridas y sangramientos que es difícil no vislumbrar el encanto de estas pequeñas maquinas de tortura. Evitando el psicologismo y la verosimilitud nos presentan una mirada puritana y castigadora, poseedoras de una extraña energía agnóstica que las atraviesa con aspiraciones sadomasoquistas de una raza sometida a los crueles designios de un demiurgo bastardo y brutalmente inhumano – alterno como solo un gigantesco insecto o mejor aun un vegetal puede llegar a ser, ahora recuerdo una novela de ciencia ficción en donde aparecía un ser de origen mineral- con sus huestes de carniceros sin rostro, enmascarados, desfigurados, mutaciones abominables, caníbales carentes de lenguaje, insensibles al dolor, productos del incesto, la endogamia, depredadores eficientes en una sociedad de sedentarios sobrealimentados